30/06/2018

Llegó el verano. Los nuevos turistas

Llegó por fin el verano, con sus calores, con las ilusiones en un nuevo tiempo de descanso, de nuevas rutas por recorrer, de nuevas caras por conocer. Y las cosas siguen revueltas, el tiempo, los políticos... Pero nos queda el mundial, ¡aun casi 15 días para disfrutar! Para soltar nuestras frustraciones, para ilusionarnos con personas que ganan más dinero, en un año, de lo que pudiera soñar un mortal en varias reencarnaciones. Nos quedan aún ilusiones. ¡Qué nuestra selección se clasifique!

Y como es tiempo de verano, ya llegan los turistas a nuestro país. Unos buscando sol, alcohol, cerveza barata, playas, relax, algunos museos, buena comida, buena gente. Y junto a los que llegan en coches, aviones, trenes, ha surgido una nueva ruta de llegada. No son precisamente turistas, se les llama "migrantes". Llegan en oleadas, a cientos, a miles.

En algunas ocasiones me he cruzado con ellos en África. Una vez, en el desierto del Sahara me tropecé con un grupo de ellos. Venían del sur, de Mali, Burkina Faso y otros países poco conocidos de África. Llevaban semanas atravesando dunas, países, pagando mordidas a los policías de turno. Se me ocurrió preguntarles:

- ¿A dónde vais?

- "A Europa y ya nos queda poco para llegar"...

Creían que cuando acabara el desierto, se encontrarían con nuestro país, con la soñada Europa.

Movido por la curiosidad les pregunté:

- ¿Y el mar, como lo vais a cruzar?

- ¿Mar?¿Qué era eso, donde estaba, cómo que había que cruzarlo?

Ni siquiera sabían que al final de la arena del desierto, les esperaba el agua, la del mar, la del océano. Y tendrían que volver a pagar por cruzarlo y jugarse la vida. Se me quedó grabada la cara de aquellos pobres al saber que aún les quedaba un buen trecho y, no de arena, sino de agua. Pobres.

En alguna ocasión se me había ocurrido hacer un documental sobre su peripecia y, acompañarles en las pateras para cruzar el estrecho y, así conocer a los que les llevan, sus sufrimientos, sus ilusiones. Me lo desaconsejaron... Un blanco entre ellos, en la patera, resultaba incomodo y podía terminar en al agua antes de llegar. Mejor no tener ojos para seguir ocultando esa realidad incomoda. No lo hice... y, me sigo arrepintiendo.

Recuerdo también en el aeropuerto de Dakar... Había un "negrito" – dicho con cariño y respeto- Se le veía despistado. Se había puesto sus mejores galas, un traje claro que le quedaba algo ridículo. Seguro que fue lo mejor que encontró en los mercadillos de segunda mano de su país.

Le habrían dicho que bien vestido se pasaban mejor las fronteras y, su elegancia fingida, le quedaba un poco ridícula. Le vi tan perdido que me acerqué y le pregunté de dónde venía. Era de Burkina Faso y había invertido toda la fortuna de su familia en su elegante traje y en llegar a Dakar, donde tomaría un avión hasta España y de ahí a Francia, donde se reuniría con su hermano que ya trabajaba allí. Senegal era la mejor ruta para entrar en Europa, según sus informadores. Le sentí tan perdido, con tanto miedo, tan ingenuo que le dije, pégate a mí y a ver si pasamos los controles.

La salida de Senegal fue tensa. Controles de pasaportes y caras duras de los agentes de aduanas. Le dije que pasara primero, delante de mí, pero sin separarse demasiado. Mientras hacíamos cola, hablábamos de cosas intrascendentes, como si fuéramos amigos de toda la vida. El pobre era un manojo de nervios. Mientras esperábamos, comentábamos cosas de futbol, el lenguaje universal y que mejor reúne a las gentes. Yo no tengo no idea de ello, pero me inventaba nombres de jugadores.

Al llegar a la ventanilla de aduanas y, detrás de él, le disparé al agente con mala cara una pregunta. ¿Real Madrid o Barcelona? Sorprendido el agente con la pregunta, cambio el gesto y dijo: Real Madrid... sorprendido por mi pregunta. "Ves, es mejor el Real que el Barcelona le dije a mi negrito acompañante. Y sonreímos. El agente se suavizo y agilizó el trámite, el futbol hace milagros, dejó pasar a mi acompañante sin mirar mucho y tomó mis documentos... Le interesaba más el blanco al que podía sacar alguna propina que mi compañero.

Seguimos la broma que si el Madrid, que si Messi, que si Ronaldo... Con un poco de "aceite suavizante" metido en mi pasaporte, pasamos... Mi compañero me agradeció la treta... Subimos al avión juntos y... Le dije, ya en España; no puedo hacer más... Aquí no sirven las tretas del futbol. ¿Suerte y que pases los controles y que llegues a tu sueño!

No supe más de él. Pero me quedé con su cara, con su traje ridículo, con su miedo, sus ilusiones ... Son los nuevos turistas que nos llegan. Felices vacaciones para ellos. Feliz vida, feliz paso hacia el mundo de las luces que les llama, para salir de la miseria. Perdón, hoy me he extendido demasiado contando batallitas. Os dejo. A disfrutar de la semana, del futbol, si os gusta, de la vida.

Felices vacaciones

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